La reflexión pretende presentar
panorámica y críticamente elementos acerca de la configuración histórica del
conflicto social y armado con sustrato en procesos de (neo)colonización acompañados
por el discurso y la práctica del desarrollo como asunto geopolítico excluyente
y de dominación global-local. La relación desarrollo y conflicto es inevitable
en tanto sus vectores y prácticas ancladas en “procedimientos violentos como
legítimos y exitosos” en tanto elementos de modernización, han profundizado las
contradicciones producto de la imposición de un modelo que desconoce las
singularidades y urgencias de la población. Siendo el desarrollo un criterio de
clasificación social y por tanto una forma de ordenar-desordenar la nación, no
se puede entender la edificación de un modelo de desarrollo históricamente
soportado en procesos de “sangre, sudor y lágrimas” a su vez expresados en la
reconfiguración territorial y la recomposición social en donde la violencia
(física y simbólica) es determinante. Así que asumir el modelo de desarrollo
como un inamovible en los procesos de diálogo, no es más que impedir la
erradicación de uno de los problemas estructurales que generan muchas tensiones
en Colombia y que impiden la convivencia pacífica y la construcción democrática
de la sociedad colombiana.
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